lunes, 1 de junio de 2015

Bitácora de un nica en Puerto Morelos, FITFAM 2015


Y como habrán notado, el mes pasado me encargué de que mucha gente supiera que me iba para Puerto Morelos, Cancún, a presentarme en la Cuarta edición del FITFAM (Festival Internacional de Teatro Frente Al Mar), donde participé con el espectáculo “Roberto, lleno eres de cuentos”, ya presentado en Nicaragua, El Salvador, Colombia y ahora México. A continuación un breve resumen de lo que fue, para mí, el FITFAM 2015:

Primero las voces en mi cabeza al llegar al aeropuerto “Tené cuidado” “Es muy peligroso” “No te le acerqués a nadie” “Ahí te van a matar”, esto hizo que mi paranoia se disparara a mil, que me costara, por temor, salir del aeropuerto, e hiciera esperar casi una hora a Ary, quien llegó de la organización a buscarnos a tiempo.

A todo esto, me fui con mi amigo Roger, quien además de ser el responsable de la divina publicidad que difundo por redes sociales, también se encargó del sonido del espectáculo, y obvio, de hacer más divertida la aventura.
Llegamos un martes por la noche, y el Festival iniciaba el jueves, por lo que teníamos dos días para descubrir la magia de Puerto Morelos.

A la mañana siguiente nos despertamos para desayunar (Nota: toda la comida era maravillosa), y conocimos al resto de la organización; un grupo de Re-buena ondas minas argentinas; al rato nos dimos cuenta que allí se encontraba una gran comunidad argentina, por lo que Roger y yo nos preguntábamos “¿Será que vayamos a conocer a algún Mexicano acá en México?” o “Cuando nos pregunten por cómo hablan en México vamos a decir; che viteh, hablan Re-divertido así como con un acento medio italiano (Léase con acento argentino)”. Y bueno, desde acá, en Nicaragua, me aconsejaron conocer los cenotes, cuevas bajo tierra con laguna incluida, y consultando consultando, era un poco largo, sobre todo porque queríamos hacer el viaje en bicicleta, entonces esperamos a la mañana siguiente para salir bien temprano, y ese día nos fuimos a nadar a los arrecifes de Corales.

La dinámica era irse unos cuantos kilómetros mar adentro, ponerse todo el equipo para no ahogarse y lanzarse al agua, no más de dos metros de profundidad, con un guía para ver el hermoso paisaje que escondían los arrecifes.


Abajo era una cosa maravillosa, muchos colores, muchos peces, tranquilidad y bellezas. Una de las primeras maravillas fue una tortuga que allí se encontraba comiendo, casi lloro, sobre todo cuando me contaron que me perdí el momento en que subió a la superficie para tomar aire. Vi un pez espada bebé, diske yo, unos bien malhumorados, otros curiosos, y divinos cardúmenes que se balanceaban con el agua. A todo esto, por suerte, y sin suerte, no vimos manta rayas, que me hubiese gustado ver aunque hubiese parecido pulpo tirando tinta del miedo. Vi como los rayos del sol atravesaban el agua y parecían hilos de luz que tocaban los corales, y bueno, tendría que sacar un libro de peces y planta marinas, o haber llevado una Go Pro, para describir el resto, pero puede decirles que era como estar en la película de la Sirenita, solo faltaba Sebastián cantando "Bajo el mar".

A la mañana siguiente, con bicicletas alquiladas, y algunas provisiones para el camino, nos dispusimos a pedalear algunos kilómetros hasta la ruta de los cenotes y de ahí unos 18 kilómetros hasta la Boca del Puma, un cenote que nos recomendaron.



Una de nuestras estrategias para no morir en el camino fue hacer paradas técnicas cada 5 kilómetros para tomar un poco agua, aire y claro, Selfies…




Hasta que llegamos...
Cuentan que para los Mayas los cenotes eran bien intensos, ya que lo relacionaban directamente con el vientre de la madre tierra al cuál bajaban para realizar rituales y una vez que salían se consideraba como un renacimiento, ya que regresaban a la tierra firme. Del agua en los cenotes se dicen que es purificante y mucha gente maneja de que es rejuvenecedora. Cenotes hay de 3 tipos, el lugar donde fui contaba con 2; abierto y cerrado.

Cenote cerrado; Tenía mucho miedo de todo, me costó entrar... Hacía demasiado frío. 
Allí, debajo de mí, habían 27 metros de profundidad... Temía que un Kraken me atrapara.
Cenote abierto.
Ya el jueves empezaba el Festival con una cartelera bastante variada con hasta cuatro presentaciones en un día, donde participaron grupos con distintas propuestas para público infantil y adulto.


Y mi presentación, pues bien, gustó mucho al público, como siempre me sentía nervioso, pero al parecer esto no afectó el espectáculo. La gente se enganchó con la dinámica de cuentos, teatro y stand up, línea fusión que al parecer manejo. Hicieron aportes y comentarios de mucho provecho, y al final cerramos con la típica Selfie con el público que caracteriza al espectáculo.

Y así, una vez terminada la rica jornada de teatro frente al mar, las agrupaciones empezaron a partir; quedando las buenas vibras, contactos y gratos recuerdos que el FITFAM 2015 consiguió dejar en nosotros. Ah... También me dieron diploma, el primero de Teatro Rewelto a nivel internacional.


Y bueno, algunas fotitos más.