Usualmente esperamos a que inicie un ciclo para plantearnos
ciertas metas que van, desde hacer dietas y hacer ejercicios, hasta mejorar
ciertos hábitos y comportamientos, yo soy de esos; en Diciembre parqueo todo
porque en Enero inicio full. Esto no es bueno ni malo; no es bueno porque los
proyectos y metas se empiezan cuando uno tiene el impulso, el tiempo y los
recursos, pero tampoco es malo porque a veces es bueno tomarse un descanso,
agarrar impulso y ponerse una fecha que marque el inicio del trabajo. En fin,
lo importante es empezar en algún momento y buscar la concretización de las
metas.
Pero cuando hablamos
de año nuevo, metas nuevas, nos queremos prometer el universo y muchas veces se
vuelven una frase dicha de los dientes para afuera, un mito perdido en el
tiempo, y llegamos a Diciembre sin haber cumplido muchas de ellas
¿Por qué?
¿Por qué?
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Lo más común es que NO iniciemos a como se debe;
postergamos y postergamos tanto los proyectos personales que terminan siendo
metas a cumplir en los próximos años. Aquí es clave Enero, hacernos el hábito
desde este mes para irnos acostumbrando a la dinámica. Si trabajan jornadas
comunes laborales, hacer huequitos para darle una miradita a esas metas, o
buscar energías para hacerlo después o antes del trabajo. En todo caso, siempre
es bueno tener un extra, un hobbie o motivación que les permita despejar la
mente de la rutina, si es productivo, mejor.
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El resto del año también es importante; una vez
creado el hábito hay que respetarlo. Si ya establecieron un horario semanal
para tratar esas metas a cumplir, respetarlo, como con las series de televisión
y las misas semanales. Solo así vamos a llegar nuevamente a diciembre, ver
atrás y decir “Wow, valió la pena”, si es que realmente valió la pena.
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Creer en lo que queremos; saber que lo que
deseamos es conseguible, nada pegado al cielo y que por lo tanto lo vamos a
lograr. Creer que lo que quiero es lo que me va a hacer feliz, que soy capaz de
lograrlo y enfocar todas las energías en ello; ley de la atracción. Y sobre
todo, creer en nuestras capacidades para cumplir lo propuesto.
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Motivación diaria; las metas usualmente traen
recompensas, recompensas que deseamos mucho, el recordatorio de éstas
usualmente motiva el trabajo para conseguirlas, por lo que hacer una lista y
pegarla en un lado visible del cuarto puede ser buena idea, o dejarse notitas
motivadoras por ahí, o imágenes de ese yo ideal disfrutando de esa recompensa
anhelada (Tengo una sister que desde que entró al GYM ha photoshopeado su rostro
en el cuerpo de una fisicoculturista y cada día trabaja para conseguir ese
cuerpo… Lo sé, pero le ayuda).
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Ser realistas; plantearse metas que estén en sus
manos cumplirlas. El amor de su vida nunca va a caer del cielo, las ofertas de
trabajo tampoco y la felicidad es tan complicada que no solo se puede desear.
Considero que hay que plantearse actividades más concretas, algo que seamos
nosotros quienes podamos hacerlo, como empezar a preparar comida más sana para
bajar de peso, o despertarse más temprano para ir al GYM, aplicar a todos los puestos vacantes posibles,
dedicarle su tiempo a esa actividad que queremos hacer… Algo que ustedes saben
que pueden hacer para así conseguir lo propuesto.
Enero aún inicia, estamos a tiempo de plantearnos las metas
si no lo hemos hecho, o empezar a meterle ganas desde ya para que luego esas
actividades que hacemos para conseguir lo que queremos se vuelvan simplemente
parte de nuestro día a día.
Por mi parte ya tengo más o menos mi listita de metas a
cumplir y ya empecé con algunas:
1. Escribir más cuentos.
2: Terminar un par de guiones pendientes.
3: Hacer más ejercicios.
4. Preparar más trabajo escénico y presentarme más seguido.
5: Mejorar mi inglés.
6: Y no dejar morir el blog.
Por el momento el blog es el reto más grande, porque a veces me quedo sin temas para escribir, pero prometo, aunque sea, escribir cualquier cosita o publicar algo más seguido para no perder la costumbre en el camino, mientras tanto me seguiré matando en el gimnasio.
1. Escribir más cuentos.
2: Terminar un par de guiones pendientes.
3: Hacer más ejercicios.
4. Preparar más trabajo escénico y presentarme más seguido.
5: Mejorar mi inglés.
6: Y no dejar morir el blog.
Por el momento el blog es el reto más grande, porque a veces me quedo sin temas para escribir, pero prometo, aunque sea, escribir cualquier cosita o publicar algo más seguido para no perder la costumbre en el camino, mientras tanto me seguiré matando en el gimnasio.
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