sábado, 9 de febrero de 2013

Cuento: Los azulejos.


Volaron los azulejos, y Ronnie quería sentir lo que era volar como ellos. Se acostó en su cama, desnudó su esencia y se hizo mimos con las manos. Se relajó y su naturaleza se empezó a desprender; sus brazos mutaban plumas, su boca se hizo pico, pero no voló. Necesitaba de alguien más. Entonces llamó a su amigo Mike, y juntos se rozaron, besaron e hicieron azulejos, pero 2 no eran suficientes. Fátima se integró a las ganas de volar y los 3 se empezaron a acicalar, pero no pasó mucho. Se integraron Sofía y Gustavo, pero no volaron.  Habían paredes, cadenas y vergüenzas que les impedían volar. Entonces fueron a las calles, desnudas y desnudos, empezaron a dejarse llevar por el viento, a lucir sus plumajes, sentirse, juntar sus picos, sus sexos, dichas, afectos, permitieron que más se integraran y en medio de la danza de azulejos surgió el amor y entonces empezaron a volar, a romper el viento, atravesar las nubes y una vez en lo alto del firmamento estallaron en pasión, disfrutaron del placer de cada ser, se hicieron uno con el deleite y una vez exhaustos terminaron abrazados en el seno desnudo de su nido de amor bajo una brisa armónica de azul.  





No hay comentarios: